REVISTA DE
ANÁLISIS REGIONAL
AÑO 3 Nº 5 JULIO DE 2011
LA INDUSTRIA DEL GRAN ROSARIO Y LA ECONOMÍA NACIONAL EN 2009 - 2011
Director:
Ramiro de Altube
Grupo
de trabajo y aportes:
Ramiro de Altube, Damián Dombraski, Olivia Di Nardo, Nicolas
Hawriluk, Lelio Valdez.
Para
contactarnos: analisisregionalrosario@yahoo.com.ar
Editor
responsable: U.N.R.
Entre Ríos 760. Ciudad de Rosario. CP: 2000.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES UTILIZADAS
- Claudio Katz; “Certezas e incógnitas de la política argentina”; Rebelion.org; 20-11-2010
- Carlos Marx; El Capital, tomo I.
- CENDA; “La Anatomía del nuevo Patrón de Crecimiento y la Encrucijada Actual. La economía argentina en el período 2002 – 2010” Centro de Estudios para el desarrollo argentino, Editorial Atuel, Buenos Aires, 2010.
Diarios La Capital de Rosario
Diarios Clarín y La Nación de Buenos Aires
Redacción IMPULSONEGOCIOS.COM
Prensa Argentina
Revista Análisis de Coyuntura
Página oficial del gobierno de la provincia de Santa Fe
Diario UNO de la ciudad de Santa Fe
Informe Nº 10 - Abril de 2011, de FISFE [Federación Industrial de Santa Fe]
Diario El Argentino.com
Diario Tiempo Argentino, suplemento Eco
Suplemento Cash, Diario Pagina/12
Rosario3.com, portal de Noticias
Mercado Argentino.com.ar
Argentina en Noticias
Infobae.com
INTRO
Trataremos de ver aquí los principales desarrollos, transformaciones y tendencias de la industria asentada en la región del Gran Rosario, vinculándolos con el contexto de la economía de la región y con la industria y la economía nacional, en el período de 2009 a 2011 inclusive.
Intentaremos comprender en qué sentidos se expresa la tensión entre el desarrollo de la agroindustria orientada a la exportación y al mercado mundial y la industria orientada al mercado interno, ésta última característica distintiva del período abierto en 2002 en Argentina. [[1]]
Veremos a los diversos sectores industriales vinculados de modos complejos con las fuerzas sociales que luchan por la hegemonía política e ideológico-cultural desde la caída del régimen de convertibilidad.
La idea es aportar al discernimiento de las tendencias más importantes de la industria regional y nacional en los últimos años, en el marco de proyectos políticos contrapuestos que expresan además la lucha entre diversos sectores de la burguesía asentada localmente.
La forma en que encaramos la producción de este escrito tiene que ver con el estudio de procesos concretos de inversión, asentamiento industrial, desarrollo de la capacidad productiva, tendencias de la productividad, pelea por las ganancias, etc. entre diversas empresas en el marco de una economía que no puede pensarse sino como economía mundial, nacional y regional al mismo tiempo.
Tomaremos como fuentes y referencias las estadísticas y análisis hechos por las asociaciones empresarias de la región, dirigentes políticos y estatales, asociaciones sindicales, etc. Tomaremos además las referencias aparecidas en los periódicos hegemónicas de la región y otras publicaciones periódicas específicas del ambiente de los negocios de la burguesía regional.
La metodología incluye en términos conceptuales la distinción entre pelea por las ganancias, lucha por el poder político y conflictos sociales (todos hechos públicos a través de los medios de comunicación hegemónicos y específicos) para en un segundo momento comprender las relaciones del conjunto social como una unidad en la que juegan las diversas tendencias y luchas.
Secundariamente pondremos en cuestión los límites y potencialidades del modelo vigente desde 2002 como forma de dominación y desarrollo encontrado por la burguesía en el marco de una alianza social poli-clasista.
Este trabajo pretende, aunque en un sentido más circunscripto, continuar profundizando el debate sobre los vínculos entre economía, historia y política de clases en la coyuntura y el mediano plazo de la Argentina actual, tal como pudimos hacerlo en las últimas Jornadas de Economía Crítica – JEC - de Rosario, desarrolladas en 2010.
El CONJUNTO DEL PROCESO ECONÓMICO-POLÍTICO DESDE 2001
En Argentina se abrió un período desde 2001 - y que se fue consolidando desde 2003 – en el que las políticas económicas del Estado, y la “realidad” económica del país, han cambiado en muchos de sus aspectos sustanciales. No es que se hayan puesto en cuestión las bases capitalistas de la sociedad, por supuesto, sino que se ha discurrido por una de las alternativas posibles dentro de la dinámica histórica del capitalismo nacional. En tal sentido hemos venido planteando que una de las configuraciones de la dominación capitalista en pugna ha venido triunfando sobre las otras posibles, imponiéndose hegemónicamente más allá de ciertos avatares y conflictos expresados más o menos abiertamente.
El período abierto a partir de la crisis de 2001 ha adquirido, en tal sentido, una serie de características relevantes desde la perspectiva de la historia del país. El conjunto del Estado y la construcción de determinada perspectiva societal han ido ganando legitimidad hasta recomponer hoy la hegemonía en términos orgánicos (de clases). Claudio Katz lo ha expresado planteando que el kirchnerismo, como construcción política burguesa, ha venido recomponiendo los términos de la hegemonía, cuestionada radicalmente en 2001, y al mismo tiempo ha logrado restablecer una tasa de ganancia para el capital asentado localmente aún mayor a los promedios mundiales. Veamos a que se refiere más puntualmente:
“El ex presidente comenzó recomponiendo un sistema económico desquiciado por la confiscación de los depósitos, la cesación de pagos y el descalabro de la producción. Para remontar colapsos que pusieron en tela de juicio la continuidad del capitalismo, introdujo un modelo neo-desarrollista. Se alejó de la ortodoxia neoliberal, aumentó la gravitación de la industria, limitó la valorización financiera y afrontó conflictos con el agro-negocio.
Esa orientación permitió aprovechar el escenario internacional favorable para restaurar el equilibrio fiscal. Luego de convalidar la transferencia regresiva del ingreso que generó la mega-devaluación, Kirchner contó con el visto bueno inicial de toda la clase dominante.
Sus adversarios han reconocido que recompuso la autoridad del estado desde las cenizas. […]
Pero esta reconstrucción de la política tradicional fue apuntalada con mejoras sociales, que expresaron la nueva relación de fuerzas creada por el levantamiento del 2001. Estas concesiones distendieron el clima revulsivo y resultaron compatibles con el repunte de las ganancias. La sorpresiva irrupción de un ciclo de recuperación económica permitió conciliar la contención social con el lucro patronal.” [[2]]
El matiz que podemos introducir en cuanto a esto es que tal reconstrucción de la hegemonía no logra, sin embargo, terminar de fortalecer a un “Estado Nacional” que sigue siendo el punto de referencia de todas las críticas y reclamos sociales apenas se avizora cualquier situación de desbalance socio-económico. Pensado desde otro punto vista, la debilidad del Estado puede expresarse a través de:
Los conflictos que se producen entre los poderes que lo integran, y en tal sentido el actual Estado K no sería tan sólido como por ejemplo el Menemista. Esta perspectiva, que no despreciamos totalmente, sí nos parece que sobrevalora la formalidad institucional burguesa. [[3]]
La tan común declaración de que en territorio argentino no existen reglas claras “de juego” y/o “seguridad jurídica” para atraer las inversiones necesarias en todo proceso de crecimiento capitalista. [[4]] Es de tal magnitud el lugar común recién señalado que el propio gobernador de la provincia de Santa Fe y ahora apurado (en varios sentidos) candidato a presidente de la República, apenas terminadas las elecciones provinciales este domingo 24 de julio de 2011, en medio de una ajustada victoria sobre el “macrista” y midachista Miguel del Sel, apuntaba una vez más a reclamar tales garantías jurídicas y reglas claras. Sus principales argumentos de gestión fueron, en la misma dirección, la búsqueda de un verdadero federalismo y el seguimiento a rajatabla de los dictámenes de la Constitución. [[5]]
Pero ver las cosas con mayor claridad es necesario mencionar algunos datos con respecto a esta cuestión de las inversiones de capital tan reclamadas desde la oposición al gobierno del Estado en los últimos años y tan ligada a lo que ellos llaman “el agotamiento del modelo”.
Luego de la “desaceleración” de mediados de 2009, las inversiones externas han venido creciendo en el país aun cuando, en términos absolutos y para el regocijo de tanto chacarero y agorero vendepatria, no alcancen los niveles del “primer mundo” o de nuestro vecino, ahora envidiado, Brasil.
Aún así para no caer en una posición tendenciosa veamos algunos datos “reales” que nos aporta la CEPAL y nos pone los pies sobre la tierra, latinoamericana!:
“La Inversión Extranjera Directa (IED) en Argentina se recuperó fuertemente durante el último año [2010] y alcanzó un crecimiento del 54 por ciento. Según el informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) […] la inversión privada extranjera alcanzó un fuerte desarrollo luego de la caída de la actividad económica mundial de 2009.
En este marco, la Argentina recibió 6.193 millones de dólares durante todo el 2010 y fue el quinto destino preferido por los inversores en América del Sur, detrás de Brasil, Chile, Perú y Colombia.
Por su parte, Brasil recibió desembolsos por 48.462 millones de dólares, un 87 por ciento más que en 2009.
En tanto, Chile captó otros 15.092 millones de dólares (17%) y Perú atrajo 7.328 millones (31%).
Por otra parte, el informe de la Cepal indicó que la IED creció un 40 por ciento en América Latina durante todo 2010.
De México hacia el sur, las inversiones alcanzaron el año pasado los 112.634 millones de dólares y las trasnacionales latinoamericanas invirtieron una cifra histórica de 43.108 millones de dólares en el exterior.
Por último, resta señalar que la Cepal espera que la inversión extranjera crezca entre un 15 y un 20 por ciento en 2011 en Latinoamérica.” [[6]]
Con respecto a lo mismo, en marzo de 2011, la presidenta se refería a la IED al inaugurar la nueva terminal de cruceros "Quinquela Martín":
“La presidenta Cristina Fernández afirmó esta tarde que inversiones como la que permitió la construcción de la nueva terminal de cruceros, sirven para "desmitificar que no hay inversiones extranjeras".
Cristina encabezó el acto de inauguración de esas instalaciones, en el puerto porteño, ocasión en la que señaló que el promedio de inversión extranjera en la Argentina creció un 33,3 por ciento en el período 2003-2009, superando los parámetros de Perú, Brasil y Chile, según estadísticas de Naciones Unidas.” [[7]]
Retomaremos la cuestión de las IED más adelante. Ahora y con el objetivo de ampliar un poco el panorama, la pregunta que nos hacemos tiene que ver con la posibilidad de ubicar el proceso abierto en 2001-02 como un punto de quiebre histórico, considerando por ejemplo la historia de la industria argentina, la dinámica de las fuerzas políticas tradicionales, la propia recuperación de la democracia burguesa posterior a la Dictadura de 1976-83, los vínculos entre la producción agraria, los capitales trasnacionales y la industria asentada localmente, y toda otra serie de aspectos, según los cuales podrían establecerse y discutirse nuevas periodizaciones y etapas.
Por lo pronto queda bastante más claro que el período abierto en 2001 ha significado el reacomodamiento social y político de variados sectores tanto en el plano material-organizativo como en el plano discursivo e ideológico. Desde el Estado y desde la mayoría de los sectores políticos se tiene conciencia - desde ese momento de quiebre - que es necesario modificar determinadas prácticas, relaciones y discursos de construcción política para encontrar receptividad social a los proyectos.
Como en otros momentos de la historia del país la producción agropecuaria (aquella “rueda mayor” de la economía en términos del recordado Federico Pinedo) ha sido observada como el puntal necesario de toda posibilidad de reconstitución. Más específicamente, podemos pensar que - en un contexto mundial de suba de precios de los commodities y los bienes primarios – han sido centrales los posicionamientos en torno a qué hacer con las ganancias provenientes del negocio agrícola-ganadero.
Por otro lado y siguiendo a nuestro modo los planteos de los compañeros porteños de la Revista de Análisis de Coyuntura [[8]], partimos de la hipótesis de la conformación de dos fuerzas sociales opuestas (aunque, claro, dentro de los marcos del sistema) que intentan permanentemente convertirse en la fuerza hegemónica (y sostener dicha hegemonía), para lo cual pelean por el control del Estado. Cada una de las fuerzas sociales está conformada a su vez por una alianza dinámica entre “sectores de interés” y que intenta por supuesto y por todos los medios posibles, convertirse en la representación de ese supuesto, gran y siempre presente “interés general”. [[9]]
Para nosotros y más allá de la constante renovación y construcción de estos dos polos (que en algunos aspectos serán los dos polos de lo mismo y en otros aspectos mostrarán ciertas formas de fuga y posiciones encontradas como vimos con respecto al tema de la inflación) la cuestión general a tener en cuenta es que, luego de la crisis del 2001 y en medio de un cuestionamiento (más o menos amplio, parcialmente conciente de las relaciones y complejo) de algunos aspectos de la dominación capitalista y el poder estatal dentro del país, y a través de la disputa entre los diferentes sectores dirigentes del Estado y entre sectores de la clase dominante, se fue trazando una determinada línea de intervención y reconstrucción del capitalismo nacional.
El punto de quiebre más destacado (la devaluación de la moneda y el final de la convertibilidad y la paridad peso-dólar, sostenidas por el Estado) es paradójico pues supone una revitalización (“boom”) de los productores agropecuarios por el camino de la exportación mientras que la política estatal apunta a utilizar (como en otros momentos de la historia argentina) esas renta y plusvalía agropecuarias para “resolver” o sostener la situación de otros sectores capitalistas y por supuesto para “apagar el fuego” de la protesta social vía “planes sociales”, etc. Cambio parcial de las reglas de juego que apunta a estabilizar ciertos sectores burgueses y recuperar la paz social. Estas políticas se han ido ampliando y profundizando: contamos el impulso a los juicios contra los represores de la dictadura del 76’, la reapertura de paritarias a fines de 2004 luego de más de una década de aplazamiento, las renovación de la Corte Suprema de Justicia en 2003, los pagos al FMI y la renegociación de la deuda externa, la recuperación para el control del Estado de los fondos de jubilaciones y pensiones privatizados durante los 90’, la asignación universal por hijo y las jubilaciones para amas de casa y trabajadores con aportes truncados, el desarrollo de la obra pública, las obras de infraestructura y la diversidad de subsidios a la industria, la ley de matrimonio igualitario y toda una renovación de las perspectivas patrióticas y culturales, sobre todo alrededor de los festejos del bicentenario, la ley de medios, los beneficios y proyectos para los actores y músicos, etc.
Desde otro punto de vista, las políticas llevadas adelante por el Estado y las tendencias que predominan en este largo período son, como en el cualquier otra etapa, el resultado de una relación de fuerzas dinámica. En éste como en cada momento histórico, triunfa parcial y temporalmente cierta forma de construcción capitalista y estatal. [[10]]
La hegemonía de un sector de la clase dominante por sobre otro en un determinado período está sustentado en la capacidad del primero de erigirse como representante mayoritario de la Nación, concepto centralmente no clasista o en todo caso poli-clasista, erección que expresa el logro del consenso e imposición de las políticas y que, por diversos motivos, es la responsable de los períodos de estabilidad del capital. Dicho de otra manera, en la alianza triunfante o dominante deben aparecer en el rezago sectores populares que por acción u omisión, apoyo o aceptación hacen viable tal proyecto de construcción y dominación. [[11]]
Pero es necesario precisar que las políticas estatales y ciertas tendencias económicas pueden variar con indudable rapidez de un período a otro aunque los rasgos sustanciales de las relaciones y la organización capitalista del trabajo se mantengan invariables. Es decir, ciertas tendencias históricas y procesos al interior del proceso de producción de plusvalía trascienden los períodos y las alternancias gubernamentales, y trascienden además los límites del Estado-Nación.
Los procesos que han predominado en los últimos años no han supuesto una crisis de hegemonía del dominio del capital sobre el trabajo sino todo lo contrario: se han impuesto momentáneamente para evitar la crisis de tal dominio. Constituyen la forma histórica que ha encontrado el capital para mantener su dominio de clase y su reproducción ampliada en el plano nacional. Sería importante entonces determinar con más claridad qué aspectos de la explotación y el dominio del capital sobre el trabajo han cambiado desde el 2001 hasta hoy, para dar cuenta de las relaciones de producción propiamente dichas.
EL HORIZONTE DE LA REGIÓN DENTRO DE LA DINÁMICA NACIONAL E INTERNACIONAL [2009-2011]
Hemos venido trabajando desde hace un tiempo con el análisis en diversas variables que hacen al funcionamiento del capitalismo y que nos permiten acercarnos además a su dinámica regional en el Gran Rosario y otros distritos. [[12]] Dentro de esa diversidad tomaremos en éste algunas de ellas para hacer una nueva aproximación: veremos en juego la fuerza de trabajo y el capital que se presenta en la forma de salario, el capital que se valoriza en la industria y por supuesto el capital que se valoriza en y desde el campo.
El capital que se presenta en la forma de salario nos arroja según datos oficiales los siguientes números tomados en febrero de este año 2011.
“Evolución del empleo registrado en la provincia de Santa Fe. Informe de prensa – Febrero 2011
Los puestos de trabajo en blanco en Santa Fe y Rosario superaron los niveles previos a la Crisis Financiera Internacional. La comparación de los promedios anuales de empleo registrado de los años 2008-2010 muestra que se crearon 2.512 empleos más entre ambos aglomerados. El empleo registrado en el Gran Santa Fe muestra para el cuarto trimestre de 2010, una tasa de crecimiento de 2%, siendo el nivel de puestos de trabajo registrados el más alto de la serie 2008-2010 (75.156). En el aglomerado Gran Rosario también se observa en el último trimestre de 2010 el valor más alto de puestos registrados desde 2008, con 239.801 trabajadores en blanco, con una tasa de crecimiento de 4,14 por ciento con respecto al mismo trimestre del año anterior. En la provincia, hubo un crecimiento inédito en la cantidad de puestos de trabajo en el último trimestre de 2010.
[…]
Evolución del empleo registrado en la provincia.
Si se compara el promedio anual de creación de puestos de trabajo en blanco de 2010 con el año previo a la crisis (2008), se observa que el empleo registrado en la provincia sigue con una sostenida tendencia de recuperación y sólo restan recuperar 2.259 puestos. La consolidación del empleo registrado se observa en el crecimiento de los promedios trimestrales de puestos de trabajo desde 2008, donde el último trimestre de 2010 exhibe la cifra más alta de trabajadores en blanco: 488.064, que se desempeñan en 52.415 empresas. En tanto, si se compara el cuarto trimestre de 2010 con relación al mismo período del año anterior, la tasa de crecimiento del empleo registrado en la provincia es del 4,14 por ciento, equivalente a 9.540 nuevos puestos para ese período.
Evolución del empleo registrado en Gran Santa Fe y Gran Rosario
La creación de puestos de trabajo registrado en el último trimestre de 2010 en los dos conglomerados urbanos más importantes de la provincia, Santa Fe y Rosario, no sólo determinó la recuperación de los empleos perdidos durante la crisis financiera internacional de 2009, sino que, además, se superó la cantidad de puestos que había previamente. Al respecto, si se comparan los promedios anuales de creación de puestos de trabajo en blanco de 2008 y 2010, se observa que se crearon 838 empleos adicionales en el Gran Santa Fe y 1.674 en el Gran Rosario.
Evolución del empleo registrado por sector económico
La crisis financiera internacional también afectó de manera dispar a los sectores económicos de la estructura productiva santafesina. El sector de la construcción fue el más afectado, seguido por el sector industrial. Sin embargo, al cierre del año 2010 todos los sectores de la actividad económica presentan tasas de variación positivas. Se destaca la abrupta recuperación del sector de la construcción, que en el cuarto trimestre de 2010 obtiene la tasa más alta en comparación con el resto de los sectores económicos.
Evolución del empleo registrado por regiones
El impacto de la crisis internacional afectó de manera diferencial a las regiones. La región II (con nodo en Rafaela) fue la más afectada. En el cuarto trimestre de 2010, todas las regiones presentan tasas de variación positivas con respecto al empleo registrado.” [[13]]
A mediados de este 2011 las tendencias, medidas de la forma en que los economistas miden las variables y formuladas en la forma en que lo hace la prensa hegemónica nos decían lo siguiente:
“El trabajo en blanco alcanzó en Santa Fe los niveles más altos desde 2008.
La provincia alcanzó en marzo de este año los 495.934 empleados registrados. Durante el primer trimestre de 2011, el crecimiento en el Gran Santa Fe fue del 4,43 por ciento en relación al de 2010.
La provincia de Santa Fe alcanzó en marzo de este año los 495.934 trabajadores registrados, la cifra más alta desde 2008 e incluso superior a los valores previos a la crisis financiera internacional que se desató a fines de ese mismo año.
La comparación del promedio trimestral de cantidad de trabajadores registrados en la provincia entre los primeros tres meses de 2011 con relación al mismo período del año pasado, indica que se crearon 22.295 puestos en blanco. Esto representa una tasa de crecimiento del 4,76 por ciento, que viene aumentado de forma sostenida desde el segundo trimestre de 2010.
El análisis desagregado por aglomerados urbanos permite realizar una lectura de las agrupaciones de localidades cercanas a las grandes urbes provinciales: Gran Santa Fe y Gran Rosario. En el primer trimestre de 2011 el crecimiento en el Gran Santa Fe fue del 4,43 por ciento, lo que significa que con relación a los tres primeros meses de 2010, hay 3.190 trabajadores registrados más.
Para el mismo período, en el Gran Rosario fue del 5,54 por ciento, lo que equivale a 12.718 trabajadores registrados más que en el mismo período de 2010; siendo mayor este porcentaje a las cifras observadas en el ámbito provincial (4,76 por ciento).
Si bien los desempeños positivos de los indicadores laborales observados en el ámbito provincial también acontecen en el aglomerado Gran Santa Fe, dadas las características específicas de la estructura del empleo en este aglomerado urbano (con fuerte presencia del sector estatal), las consecuencias de la crisis aparecen más tardíamente y son de menor magnitud.
En cambio, la evolución del empleo registrado en el aglomerado urbano del Gran Rosario, así como también el impacto de la crisis financiera internacional y su posterior recuperación se parece más a la dinámica observada a nivel provincial.
A nivel provincial, en una lectura mensual se puede observar que durante 2008 la cantidad más alta de personal registrado fue de 487.821, en octubre. En agosto de 2009, se observa la cifra más baja de trabajadores en blanco, producto del impacto de la crisis financiera mundial: para entonces eran 463.042. Desde entonces hasta marzo de 2011 (con 495.934 trabajadores en blanco), se observó un incremento de 32.892 trabajadores registrados.
La información surge del análisis que realiza el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la provincia, a partir de los datos de altas y bajas provistos por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip).
Crecimiento sostenido
A diferencia de lo que sucede con el nivel de empleo registrado, el registro de empresas registradas no se ha visto afectado por la crisis. Por el contrario, se observa un crecimiento sostenido en la cantidad de empresas que presentan mensualmente sus declaraciones juradas ante Afip.
Esta observación no significa que sean las mismas las que se mantienen a lo largo de este período, sino que las entradas y salidas de las organizaciones económicas mantienen un saldo positivo desde 2007 hasta 2011.
Los diferentes sectores
Desde el tercer trimestre de 2010, todos los sectores económicos comienzan a mostrar crecimiento en sus niveles de empleo registrado. En el primer trimestre de 2011, la construcción muestra un crecimiento muy elevado en comparación con el mismo trimestre del año anterior: 15,15 por ciento. Este sector fue el más golpeado por la crisis internacional, lo cual se observa en las tasas negativas durante todos los trimestres del año 2009.”
El sector comercial y el sector de electricidad, gas y agua tuvieron crecimiento del empleo registrado durante todo el período analizado (es decir, desde el primer trimestre de 2008, incluida la crisis financiera internacional).
Las regiones
En el primer trimestre de 2011, las cinco regiones presentan signos positivos: la Región 4 (Nodo Rosario) y la Región 1 (nodo Reconquista) muestran valores más altos que el observado en el promedio provincial (que fue del 4,76 por ciento): 5,26 por ciento y 5,87 por ciento respectivamente.” [[14]]
Veamos entonces el capital regional que se presenta en la forma de capital industrial y agroindustrial principalmente. Lo haremos considerando algunos datos de la FISFE (Federación Industrial de Santa Fe) que, de paso, vuelve a reclamar el fortalecimiento de la legalidad – tal como veíamos antes en un plano más general - en este caso por el costado de la necesidad de “instituciones estables” que permitan junto a otros factores mejorar la competitividad regional:
“Durante el primer trimestre de 2011 la industria santafesina prolongó sus crecientes niveles de actividad, consolidando así el proceso de recuperación iniciado a partir del segundo semestre de 2009. En el plano sectorial se identifican un conjunto de aspectos diferenciales respecto al año anterior. Por un lado, la molienda de semillas oleaginosas, de gran presencia en la Provincia de Santa Fe, presenta en los primeros meses de 2011 significativos incrementos interanuales. Adicionalmente, la actividad en usinas lácteas radicadas en nuestra provincia muestra una clara mejoría. De esta manera, dos importantes ramas integrantes de la industria alimenticia santafesina se suman al proceso de reactivación.
El sector frigorífico persiste manifestando preocupantes caídas consecutivas en sus niveles de actividad, siendo claramente la excepción en un contexto fabril auspicioso.
[…]
Entre algunas de las preocupaciones de la industria provincial aparecen las originadas en la pérdida de competitividad ya sea por el ingreso de productos asiáticos, tanto en el mercado nacional, como en el de países limítrofes -Brasil - de alta significación en la demanda externa de la industria santafesina. Desde una perspectiva de mediano y largo plazo se insiste en la necesidad de instituciones estables que promocionen el financiamiento de inversiones, en obras públicas que generen competitividad vía reducción de costos, en un sistema educativo –en todos sus niveles - que acompañe el proceso de industrialización, en el aseguramiento de una matriz energética y un sistema de distribución de la energía seguro y a precios competitivos, en un sistema impositivo que en las PYMES promueva la inversión, todo encaminado a la posibilidad de una reindustrialización que coloque a la generación de puestos de trabajo como elemento vertebrador de la sociedad.” [[15]]
Aquí se nota claramente, por otra parte, que el sector de la (pequeña y mediana) industria representada por la FISFE reclama en primer lugar la participación activa del Estado en varios aspectos y qué, en segundo lugar, se posiciona con respectos a otros sectores de la economía como aquel que está en condiciones de generar puestos de trabajo “válidos”. Su legitimidad por tanto se presenta implícitamente como antiliberal en términos económicos y relacionada con la incapacidad de otros sectores como el agro y la agroindustria para mejorar los niveles de empleo. Cuando hablamos de sectores económicos orientados al mercado interno nos referimos entonces a su dependencia con respecto al Estado y por supuesto a su relación con el mercado doméstico de trabajo, sustancia principal de la estabilidad socio-política.
Veíamos antes este reclamo de reglas claras para fomentar la inversión, se suma aquí esta queja del capital industrial, que nos recuerda en el plano de la región de Rosario las permanentes penurias que no deja de sufrir (risas!) el sector agropecuario.
Los ejes que hemos venido planteando sintéticamente quizás puedan reflejarse en las tendencias más importantes del desarrollo industrial en los últimos diez años en nuestro país. Hemos tenido la oportunidad de profundizar un poco con respecto a estas tendencias a nivel nacional.
Tal como puede verse con detalle en “La Anatomía del nuevo Patrón de Crecimiento y la Encrucijada Actual. La economía argentina en el período 2002 – 2010”, material de análisis y difusión de datos estadísticos del CENDA [[16]], y que hemos tenido la posibilidad de discutir - aunque sólo parcialmente - durante las JEC Nº III de Rosario, 2010, los sectores de la industria que mayor índice de crecimiento han tenido en la postconvertibilidad se diferencian de aquellos sectores con mayor grado de crecimiento durante los años menemistas-dellarruistas. La cuestión que hemos estado trabajando antes menciona también secundariamente la influencia de tales actividades industriales en la generación de empleo diferencial.
Esta diferenciación nos parece importante para tener en cuenta en todo este debate y aun en futuras investigaciones para 2011-2012. Por ello tomaremos del material de los compañeros de Buenos Aires el detalle de las diferentes ramas incluidas en cada rubro.
Ramas dinámicas durante el régimen de Convertibilidad
- Productos alimenticios
- Elaboración de productos lácteos
- Molienda de trigo, legumbres y cereales
- Preparación de hojas de tabaco, elaboración de cigarrillos
- Curtido y terminación de cueros y fabricación de productos de marroquinería
- Fabricación de papel y productos de papel
- Producción de combustibles líquidos, gaseosos y grasas lubricantes
- Fabricación de productos químicos
- Fabricación de abonos y compuestos de nitrógeno
- Plaguicidas y otros productos químicos de uso agropecuario
- Fabricación de productos de plástico
- Productos de hierro y acero
- Productos de metales no ferrosos
- Construcción y reparación de buques y embarcaciones
Ramas dinámicas durante la postconvertibilidad
- Fabricación de hilados y tejidos, acabado de productos textiles
- Fabricación de ropa de cama, toallas, mantelería, alfombras, tapices, redes, fabricación de tejidos de punto
- Confección de prendas de vestir y artículos de piel
- Fabricación de calzado y sus partes
- Impresión y servicios conexos
- Fabricación de vidrio y productos de vidrio
- Fabricación de productos de minerales no metálicos
- Fundición de hierro y acero y de metales no ferrosos
- Fabricación de productos metálicos para uso estructural, tanques, depósitos
- Fabricación de maquinaria de uso especial
- Fabricación de cocinas, calefones, artículos eléctricos y otros de uso doméstico
- Fabricación de hilos y cables aislados
- Fabricación de motores, generados y transformadores eléctricos y aparatos de distribución y control de la energía eléctrica
- Fabricación de receptores de radio y televisión y aparatos de sonido
- Instrumentos médicos, ópticos, de precisión y relojería
- Fabricación de vehículos automotores, de carrocerías, remolques, semirremolques, motocicletas, bicicletas y de sillones de ruedas ortopédicos
- Fabricación de material para locomotoras y material para ferrocarriles y aeronaves
- Fabricación de muebles, somieres y colchones
- Joyas, instrumentos de música, artículos de deporte, juegos y juguetes.
El análisis de los compañeros es el siguiente, en referencia a estos dos conjuntos de actividades y su vinculación con lo que nosotros llamamos etapas de hegemonía diferenciadas:
“En un análisis de largo plazo (1993-2007) se observa que sólo los sectores dinámicos en la Convertibilidad experimentaron un incremento de su contribución al VBP [[17]] industrial, en tanto que las restantes ramas registraron una pérdida de importancia relativa. […] Los sectores que exhibieron una mayor tasa de crecimiento durante la postconvertibilidad fueron los que presentaron una mayor disminución de su contribución a la producción manufacturera […] Sin embargo, a pesar de su menor incidencia en términos de VBP, fueron los que traccionaron en mayor medida la generación de empleo en el sector […] No resulta sorprendente que los sectores que lideraron el crecimiento manufacturero durante la convertibilidad hayan mostrado una baja demanda de mano de obra. Por lo general son sectores capital-intensivos orientados al procesamiento de recursos naturales. Es más, la leve contracción que registraron durante la crisis final de Régimen de Convertibilidad estaría indicando su independencia con respecto a la evolución del ciclo económico local, como consecuencia del peso de sus exportaciones en la producción sectorial, las cuales en 2007 representaron casi el 70% del total de las ventas externas industriales. En cambio los sectores dinámicos de la posconvertibilidad cuentan con una orientación mercado-internista que se refleja en el reducido peso de sus exportaciones (16% sobre el total de las exportaciones industriales en 2007) y una elevada incidencia en el empleo.” [[18]]
Remarcamos tal diferenciación en todos los sentidos anteriormente explicitados y para sostener en el tiempo y socializar el debate en torno a ello. El trabajo de los compañeros de CENDA nos presenta un panorama de análisis estructural y al mismo tiempo según nuestro punto de vista quizás demasiado estructurado y sólo centrado en variables “económicas” que nunca actúan autónomamente en la realidad social. Pero lo consideramos un trabajo de un nivel y una claridad que son imprescindibles. Dicho de otra manera, necesitamos tales estudios pormenorizados, los encontramos fundamentales para poder llevar adelante análisis más o menos profundos de la coyuntura actual, nacional y regional, desde el punto de vista socio-histórico.
Veamos entonces un poco más los detalles que nos brinda la FISFE tratando de retener la diferenciación de sectores ahora plasmada (y entrecruzada) en el interior de la provincia de Santa Fe:
“Durante el mes de febrero de 2011 la industria mostró una expansión interanual de 7,5% en su nivel de actividad. De este modo en el primer bimestre del año la producción acumuló una suba de 10,1% mientras que la variación mensual desestacionalizada arrojó un incremento de 1,2% con respecto a enero. Las tasas de crecimiento siguen mostrando una evolución dispar, observándose subsectores que continúan produciendo cantidades similares a las de 2008.
Durante febrero la industria creció por debajo del promedio de los últimos 6 meses (13,3%) debido a que tres de los sectores que vienen liderando el crecimiento -Automotores, Metalmecánica y Alimentos y Bebidas mostraron un comportamiento más moderado. De esta forma, pasaron de explicar el 77% del crecimiento interanual, al 56,2%. El resto de la industria manufacturera mostró en líneas generales variaciones positivas, exhibiendo un crecimiento promedio de 5,7% en términos interanuales, superior al promedio de los últimos seis meses (5,6%), explicando este mes el 43,8% (3,3 p.p) del crecimiento. Se destacó el menor incremento interanual del sector automotriz (4,8%), cifra que se sitúa por debajo del 36,5% observado en los últimos seis meses debido a la incidencia de las paradas técnicas vacacionales. Un comportamiento similar exhibió el sector metalmecánico con un crecimiento del 9,3%, por debajo del 18,5% promedio de los últimos 6 meses en donde incidió la baja base de comparación por el impacto de la crisis internacional.
El resultado del mes de febrero reflejó en mejor medida el crecimiento que venía experimentando la industria de excluirse los sectores más dinámicos. […] En febrero los sectores más dinámicos fueron los metales básicos - creció un 13,5% interanual- junto a minerales no metálicos y la industria textil. Más allá del crecimiento del nivel de la actividad, continúa preocupando el aumento de los costos industriales, que viene erosionando la competitividad tanto para los productos con destino al mercado local como, sobre todo, externo. Por el lado del comercio exterior las importaciones registraron un aumento interanual de 39%durante febrero (producto del aumento de 26% de las cantidades y 10% de los precios), en tanto las exportaciones crecieron un 33%. La evolución de las importaciones resulta una de las variables clave a monitorear ya que su avance implica que una porción creciente de la demanda no se traslada a producción nacional condicionando la recuperación del empleo y la inversión.”
[…]
“En cuanto a la industria alimenticia, si bien creció un 14,3%, la expansión se ubicó un 1% por debajo del promedio semestral y su dinamismo siguió asociado a la expansión en molienda, que más que compensó la retracción. Existe además, una fuerte incidencia de bienes intermedios importados para la producción local, bienes de capital y de piezas y accesorios, para la inversión, rubros que representaron el 32%, 21% y 19% del total de importaciones de en la producción de carnes rojas. Los metales básicos mostraron un crecimiento superior en un 3% al promedio de los últimos 6 meses.
En relación al empleo en el sector industrial, más allá del crecimiento del nivel de actividad se observa como factor preocupante el aumento de los costos lo que viene reduciendo los márgenes unitarios. En este sentido febrero, respectivamente. segundo factor es el incremento de los costos industriales que continúa reduciendo la competitividad precio frente a nuestros principales socios comerciales. La evolución de los costos medidos en moneda extranjera, constituye otro de los aspectos claves a monitorear durante el año 2011. Analizando las importaciones por usos económicos, el mayor existe cierto rezago en la creación de empleo como consecuencia en parte incremento se produjo en y lubricantes con una variación de por la heterogeneidad en el crecimiento sectorial de la actividad y por las características del patrón de crecimiento observado a lo largo del año pasado, liderado por sectores intensivos en capital, recursos naturales y elevado coeficiente de componentes importados. La recuperación de los combustibles lubricantes, 155% interanual. La incidencia de este uso dentro del conjunto de las importaciones pasó del 5 al 8% en 2011, y como contracara las exportaciones argentinas del sector cayeron durante febrero un 2%, en un contexto de fuerte expansión de la demanda interna de .puestos de trabajo continúa avanzando a un ritmo menor que el de la actividad.”. [[19]]
Estos son algunos de los datos que ampliaremos en caso de la exposición y el debate en las JEC IV en Córdoba. No hemos querido explayarnos demasiado al respecto porque la idea principal es utilizar tal información para sostener y ampliar el debate.
Los datos “macroeconómicos” que resaltan en este mismo mes de julio de 2011 tienen que ver con lo que sigue aunque en términos demasiado abstractos.
“La actividad industrial creció 9% en el primer semestre.
Es en comparación a la suba registrada desde enero hasta junio del año pasado, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La industria sigue siendo el motor de la actividad
Este resultado se obtuvo luego de el Estimador Mensual Industrial (EMI) mostrara durante junio un avance del 8,5 % en comparación a igual mes del 2010.
Además, el EMI mostró en junio una merma del 0,1 % en comparación a mayo.
Por otra parte, el intercambio comercial dejó un superávit de 5.786 millones de dólares durante el primer semestre del año, frente a los 7.318 millones de enero-junio del año pasado, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Este resultado se obtuvo luego de que la balanza comercial experimentara en junio una ganancia de 1.019 millones de dólares, frente a los 1.309 millones de igual mes del 2010.” [[20]]
Ampliemos aquí entonces la consideración a otras regiones del país. Trataremos de conectar los dos planos más generales del análisis con una de las cuestiones que más llaman nuestra atención y que tiene que ver con la vinculación entre el desarrollo regional del capital y sus relaciones con el mercado mundial. [[21]]
En un artículo de febrero de 2011 el licenciado en Ciencias Políticas, afín al gobierno, Arturo Trinelli nos plantea lo siguiente, y nos muestra también como se pueden manejar las estadísticas para sostener posiciones políticas:
“El comercio exterior argentino va en sintonía con esa expansión y reconversión industrial. Durante 2010 registró un nuevo superávit de U$S 12.057 millones, un 28,6% menos que el del año 2009 pero más acorde al crecimiento de casi un 9% de la economía que, inevitablemente, demandó importaciones de bienes de capital, aunque con un progresivo proceso sustitutivo reflejado en la menor participación de las importaciones en relación al PBI, que pasaron del 17,6% al 15,5%. Así y todo, las exportaciones crecieron un 23% con respecto a 2009 y sumaron U$S 68.500 millones. De ese incremento, un 20% correspondió a cantidades y un 4% a la suba de los precios.
Por primera vez las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) lideraron las ventas al exterior: representaron el 35% del total. Le siguieron las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), con un 33%. En ese rubro tienen fundamental incidencia las ventas del complejo aceitero, en la actualidad el más importante del mundo. El 23% de las ventas externas fueron productos primarios y el 9% restante correspondió a combustibles y energía.
Pero reducir el análisis del comercio exterior a una lectura superficial puede anticipar conclusiones parciales y equivocadas, si no se considera qué producen las provincias. En efecto, este suele ser un aspecto poco relevado, pero fundamental para explicar las razones por las cuales algunas regiones del país continúan presentando exiguos progresos en sus niveles de desarrollo, pese al crecimiento y la mejora de los indicadores generales sostenidos desde 2003, referidos a la distribución de la riqueza, la caída del desempleo y la baja de la pobreza y de la indigencia. Hoy en la Argentina un habitante del nordeste tiene casi cinco veces más probabilidades de caer bajo la línea de pobreza que sus compatriotas de Capital Federal, según se desprenden de datos del Indec que consignan una pobreza a nivel nacional de alrededor del 12% y una tasa de indigencia algo superior al 8%.
De acuerdo al informe sobre la evolución de los complejos exportadores provinciales del Ministerio de Economía, en 2009 todas las regiones del país mostraron un alza en los valores de sus exportaciones. La región de Cuyo fue la que mostró la suba más pronunciada, con un crecimiento del 47%. Sin embargo, estas provincias apenas representan el 6% en el total de exportaciones del país. Curioso, por cierto, es el caso de San Juan: siendo la provincia de la Argentina de mayor incremento en sus exportaciones, con un 117,6% durante el primer semestre 2009-2010, y representando un 34% del total de exportaciones de la región, apenas contribuyó con el 2% de las exportaciones totales del país. Su tasa de desocupación es superior a la media nacional.
MERCADO DE TRABAJO. Como se señaló anteriormente, el contexto general en cuanto a nivel de empleo y mejora en los índices de ocupación ha sido importante en los últimos años. La tasa de desocupación a fines de 2010 cayó al 7,3%, un registro que no se verificaba desde los primeros años de la década del setenta. En 2001, recordemos, el desempleo llegaba al 27,5%. De acuerdo a la CEPAL y el FMI, la Argentina, con una reducción del 57%, se ubica en el quinto lugar del ranking mundial entre países que más han disminuido su tasa de desocupación entre 2002 y 2007, superando largamente el promedio para América Latina (27%).
A su vez, según datos del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), entre mayo de 2003 y mayo de 2008, el sector primario (minería, petróleo y agro) fue el que menos cantidad de trabajo registrado generó, comparado con los más de 1,6 millones del sector Comercio y Servicios y 512 mil del sector Industrial, en un período donde la evolución de los precios de las commodities fue muy significativa. Por ejemplo, la soja pasó de menos de U$S 150 a casi U$S 500 durante el período 2003-2010. El oro, por su parte, incrementó su valor de U$S 470 a U$S 1400 la onza en esos años. Y el petróleo subió de U$S 25 a U$S 91,8 el barril, de acuerdo a los valores que refleja la OPEP.
EJEMPLOS EMBLEMÁTICOS. Además de San Juan, si observamos el rendimiento de las provincias vinculadas al agro, también encontraremos un comportamiento igualmente dispar entre el valor de sus producciones y la generación de empleo, que muchas veces se presenta como la gran contribución de estos sectores a la economía. Un caso puede ser el de Santa Fe, cuya producción exportadora, después de Buenos Aires, es la que más aporta al total nacional (22,4%). Un 66,6% de ellas en 2009 fueron de origen oleaginoso, y al mismo tiempo, representaron los primeros cuatro productos exportables de la provincia: pallets de soja (33,6%); aceite de soja (22,2%); porotos de soja (7,4%) y aceite de girasol (3,4%). La tasa de desempleo en la provincia es de un 7,6%, también superior a la media general.
En Entre Ríos un 31,3% de las exportaciones totales se reparten entre los sectores cerealeros, oleaginosos y ganaderos. Su tasa de desempleo es, al mismo tiempo, de un 8,1%. Y entre los rubros con mayor evolución en 2009 figuran los productos primarios (44%) y las MOA (39%).
Otra provincia de elevada desocupación es Salta. De cada 100 salteños, casi once no tienen trabajo (10,8%). Descomponiendo su estructura productiva, se observa que entre sus principales productos de exportación un 41,7% se distribuyen entre los sectores hortícola (16,3%); tabacalero (12,3%); oleaginoso (7,7%); cerealero (3%) y minero (2,4%). En conjunto, los productos primarios representaron casi la mitad de las exportaciones.
Río Negro tiene, según el Indec, una desocupación de un 9,1%, bastante más elevada que la media nacional. Su producción consiste básicamente en peras y manzanas, que en 2009 concentraron el 62,1% de sus exportaciones. En general, el sector frutícola representa casi el 70% de las exportaciones de la provincia. Los productos primarios crecieron un 66% en sus exportaciones.
En el otro extremo, la región Patagónica es una de las zonas con menor tasa de desempleo: un 4,9%. Neuquén registra una desocupación del 3,9%. Su economía fundamentalmente se basa en el sector petrolero-petroquímico, que representa un 72,4% de sus exportaciones totales. Distinto es el caso de Santa Cruz: allí la industria minera durante 2009 significó el 60% de las exportaciones por la explotación del oro en bruto (29,9%), plata en bruto (17,7%) y concentrados de plata (12,4%). De esta manera, la incidencia del sector minero en la economía santacruceña es fundamental, con una evolución del 60% en el 2009. Santa Cruz muestra un 3,1% de desocupación, pero claro, es la provincia con menor cantidad de habitantes por metro cuadrado del país.
La densidad demográfica también es importante para explicar el caso de la provincia de Buenos Aires, aunque aquí actúa en sentido inverso: es el distrito más poblado del país, donde sólo en el Conurbano viven más de 10 millones de personas. El avance del complejo automotriz, de gran expansión en los últimos años, generando 80 mil empleos directos resulta insuficiente para acercar el nivel de desempleo actual (8,5%) al promedio nacional.
CONCLUSIONES. El problema del desarrollo es tan complejo que resultaría imposible abordarlo sin considerar una multiplicidad de factores económicos, políticos e históricos de indudable peso a la hora de ensayar una respuesta a los elevados índices de desigualdad regional que aún subsisten. Tal vez, una dimensión que subyace a cualquier explicación esté relacionada con la victoria cultural de grupos de poder económico, que han intentado de forma sistemática imponer una agenda de desarrollo ligada a la explotación de los recursos naturales, presentándola como la “oportunidad histórica” que representa crecer por impulso de las commodities, que sólo reportan ganancias extraordinarias a quienes tienen la suerte de poseer la tierra.
La foto de la desigualdad regional está relacionada con la estructura productiva de cada provincia, para lo cual resulta necesario identificar la matriz exportadora de cada una. Por otro lado, el porcentaje de participación de cada provincia en las exportaciones totales también refleja la brecha entre las más pobres y las más ricas. En la mayoría de los casos, aquellas que presentan los más elevados índices de desempleo cuentan con un elevado porcentaje de producción primaria en su economía, donde se destacan principalmente los complejos oleaginoso, minero y frutícola. Por tratarse de actividades sin complejidad ni valor agregado no incorporan mano de obra en escala.
No se trata de minimizar la importancia de este tipo de producción en el crecimiento de los últimos años. Resulta lógico que la Argentina aproveche la actual demanda de commodities por parte de economías emergentes, pero de acuerdo a la estadística referida a los complejos productivos de mayor porcentaje en el volumen total exportado por cada provincia en 2009, se observa una tendencia a encontrar índices de desempleos superiores a la media nacional en aquellos distritos, en cuyas economías la producción primaria representa más del 50%.
Lo ideal sería aprovechar la coyuntura internacional para aumentar la diversidad de los alimentos elaborados y no concentrar la producción sólo en materias primas. Al mismo tiempo, la elevada proporción de las MOI en la estructura del comercio exterior, no debe ocultar que, en la medida en que dentro de las mismas se consideran los metales, dicha proporción no garantiza por sí sola una reconversión industrial del país, si no va acompañada de impulsos que incentiven industrias de alto contenido de valor agregado. Así, apostar por una producción económica en cada provincia más sustentable a futuro, con mayor incorporación de tecnología y sofisticación, sería reorientar la estructura productiva del país acorde a la complejidad del mundo actual y no a los criterios que los términos de intercambio imponían en el siglo XIX” [[22]]
Veamos ahora la contraposición de las mismas estadísticas pero utilizadas para construir una interpretación diferente que marca por supuesto otras conclusiones. Tal a través del análisis de Claudio Scaletta [[23]], desarrollado en un artículo de mayo de este año 2011.
“En 2010, las exportaciones argentinas sumaron 68.134 millones de dólares, cifra que representa un crecimiento del 22,4 por ciento en relación con 2009 y del 46,4 respecto de 2006. El principal complejo exportador fue el sojero, que en 2010 vendió 17.317 millones de dólares, expandiéndose el 33 por ciento sobre el año previo y el 93,9 por ciento más respecto de 4 años antes. El segundo lugar del ranking de ventas externas lo ocupó el complejo automotor, que en 2010 exportó 8618 millones de dólares, un impresionante 44,1 por ciento más que en 2009 y el 85,1 adicional respecto de 2006. El tercer lugar, con envíos por 7201 millones de dólares, lo ocupó el complejo petrolero-petroquímico.
La enumeración de cifras es tediosa, pero el núcleo de los datos es que la soja y sus derivados significan el 25,4 por ciento de las exportaciones locales, autos y autopartes el 12,6 y petróleo y petroquímica el 10,6. Tres complejos, entonces, explican prácticamente la mitad de las ventas externas, que se completan, y en orden de importancia, con los complejos cerealero (7,9 por ciento), bovino (4,8), frutihortícola (3,3), oro (3,0) y cobre (2,2), entre los principales.
El panorama emergente de la inserción internacional no es precisamente el de un país desarrollado. Predominan las commodities, tanto de origen agrario como extractivo y, en solitario, se destaca el sector automotor, cuyo inmenso costo en materia impositiva y de reserva de mercado interno es asumido históricamente por la sociedad porque, se supone, presenta la externalidad positiva de ayudar a complejizar el entramado industrial.
Esta presencia sectorial en las exportaciones es la única que separa a la economía local de la estructura comercial típica de los países subdesarrollados. De los 8618 millones exportados por el complejo automotor, 6937 millones, el 80 por ciento, se destinaron a Brasil. De este total, 5360 millones fueron vehículos y 1577 millones autopartes.
No son muchos los países que producen autos, y Argentina es uno de ellos. La industria automotriz, como sucede en todos los grandes rubros industriales, está dominada hoy por grandes firmas transnacionales. Las decisiones de inversión de esas empresas no son locales, sino regionales. La instalación en uno u otro país se decide en función de superar las barreras comerciales en los respectivos mercados internos. Cuando Fiat, General Motors o Toyota, por ejemplo, invierten en Argentina no están pensando sólo en el mercado local, sino en el Mercosur. Este es el gran mercado. La estrategia de las terminales es integrar las producciones regionalmente, lo que da lugar a un intenso flujo de vehículos y autopartes en la frontera, expande medidas como el “intercambio compensado” y genera debates sobre la “composición local” de la producción.
Es difícil hablar de una industria automotriz argentina o brasileña. Lo que existe es una industria automotriz del Mercosur y las restricciones comerciales impuestas por Brasil esta semana atentan contra la principal industria regional. No es posible esperar que se mantengan sin que se produzcan fuertes cambios en el actual paradigma de integración. Desde el Ministerio de Industria deslizaron que las restricciones brasileñas podrían responder, en realidad, a una disputa por captar nuevas inversiones de las matrices. Esta respuesta parece más lógica que la primera versión oficial, según la cual se trataría de represalias por haber afectado exportaciones de chocolates, galletitas y pastas por sólo 6 millones de dólares. La asimetría de las cifras exime de comentarios.
Desde su creación en la década del ‘80, las rencillas comerciales fueron siempre un factor presente al interior de la Unión Aduanera. Pero se trata de una consecuencia lógica de la relación comercial entre países en los que muchas de sus ramas productivas compiten entre sí. No sólo en autos, sino también textiles, calzados, línea blanca, entre otros.
Al aplicar las “licencias no automáticas”, la cancillería brasileña parece no haber considerado uno de los datos más significativos de la relación comercial: el intercambio bilateral es deficitario para la Argentina. Este desequilibrio fue de 4088 millones de dólares en 2010 y de 1200 millones en el primer cuatrimestre de 2011.
También es probable que Itamaraty haya considerado el déficit, pero desde su perspectiva nacional, pues Argentina desde hace ya tiempo comenzó a aplicar un conjunto de medidas antidumping y de protección de sectores que irritaron a una parte de los exportadores de San Pablo. Los ánimos explotaron el pasado febrero, cuando se anunciaron licencias no automáticas para 576 productos que representan el 18,7 por ciento de las importaciones provenientes de Brasil, del que Argentina es el primer comprador de productos industriales.
Las medidas, sin embargo, no evitaron que en el primer cuatrimestre de este año las importaciones argentinas provenientes del vecino país crecieran el 33 por ciento interanual y sumaran 6400 millones de dólares. Tras las restricciones, el problema del déficit externo se agravará. El segundo camino elegido por Argentina para su reducción fue el aumento de las exportaciones de, entre otros, el complejo automotor. No obstante, dada la integración de las cadenas productivas del complejo y los intereses en juego, es probable que sólo se esté frente al desarrollo de una estrategia negociadora.”[24]
Esta contraposición entre dos interpretaciones distintas de la misma “realidad” nos acercan a la distinción aún más sustancial entre un sector de la economía que liga la producción agrícola y la agroindustria por un lado, y la industria “manufacturera” no derivada directamente de la producción agrícola, por otro. Dos formas de ver de qué se trata el “desarrollo”, y dos formas de entender las pautas del “crecimiento” de la economía argentina en los últimos años.
REGIÓN, NACION Y MUNDO EN 2010-2011
Hemos llegado a un punto en el análisis anterior: más allá de los avatares, relaciones y desarrollos hasta cierto punto paralelos o autónomos [[25]] de y entre las diversas ramas de la producción capitalista y las distintas esferas de negocios y servicios, la cuestión central y definitiva sigue estando marcada por el “conflicto” y la vinculación más o menos compleja y contradictoria entre la producción agraria (primaria, productora de materias primas) y su “mejorada” reproducción-modificación-alteración industrial (nivel secundario, mal englobado muchas veces en la denominación de “manufacturero”). Hablamos del trecho que recorre la producción/extracción de materias primas, su modificación por la industria (y sobre todo por la “gran industria” [[26]]) y las ramas coincidentes, secundarias a tal complejo de elaboración. Tal certidumbre viene de diversos puntales, muchas de las cuáles hemos desarrollado en el análisis anterior en referencia a las diversas producciones regionales. Pero el núcleo de la cuestión tiene que ver con la lucha de las “naciones” capitalistas en su competencia imparable, que impone a la industria como el criterio diferenciador, mucho más de lo que a veces, sumergidos en medio de tanta soja, creemos.
De hecho, por algo será que tantas veces se repite, desde la retaguardia en estas pampas gringas, que la industria es civilizatoria. En todo caso, ponemos a la producción industrial asentada localmente y a sus vínculos con el sector primario de la economía como el dilema principal que marca nuestra temporaneidad.
Veamos el ejemplo paradigmático de China que nos mostrará con claridad a que nos referimos, además de ayudarnos a especificar aún más aquello que desarrollamos sobre la IED en los últimos años. Para ello tomamos otro artículo del ya citado Claudio Scaletta, también de mayo de 2011.
“En América latina en general y en Argentina en particular, la presencia china no es un fenómeno reducido a las disputas de precios del subcapital comercial aplicado a la distribución minorista. Tampoco al rol de meros compradores compulsivos de commodities generalmente destinadas a la alimentación de sus animales de granja, con demanda incrementada por el industrial éxodo del campo a la ciudad.
Según se reseña en un informe difundido esta semana por la Cepal, en 2010, con un flujo de más de 15.000 millones de dólares, la potencia asiática se convirtió en una de las fuentes principales de Inversión Extranjera Directa (IED) en América latina, la tercera detrás de Estados Unidos y los Países Bajos. Argentina, con una recepción de 5550 millones de dólares ocupó el segundo lugar como destino del subcontinente, detrás de Brasil, que recibió 9563 millones. [[27]]
El fenómeno es absolutamente contemporáneo. Los 15.000 millones de 2010 contrastan con los 255 de 2009. En 2011 el grueso de los anuncios de inversión se encuentran en etapa de desarrollo y sumaran a la región 23.000 millones de dólares adicionales.
El despegue de la IED china coincide con la caída de los flujos mundiales de IED resultantes de la crisis financiera. El país asiático sufrió los efectos de la crisis, pero los superó rápidamente y, además, es el principal exportador mundial. […]
Como lo muestran en particular los flujos de IED al Cono Sur de América, la potencia asiática buscó asegurarse la provisión de materias primas, lo que puede interpretarse como un derivado lógico de la estructura del comercio exterior bilateral. En tanto potencia emergente en la era del capital, las exportaciones chinas a la región se concentran en productos manufacturados, en tanto que las importaciones son de materias primas, fundamentalmente minerales (29,5 por ciento), productos oleaginosos (44,7) e hidrocarburos. En el caso argentino las semillas de soja representan el 46 por ciento de las ventas.
Los aumentos en los precios de los commodities, fenómeno del que China también es responsable, se encuentran entre las razones que explican la IED como necesidad de asegurarse provisión en el largo plazo. Siempre de acuerdo a la CEPAL, “entre 2000 y 2009, ese país fue responsable del 63 por ciento del crecimiento en el consumo de aceite de soja y del 46 por ciento del aumento de la demanda de petróleo. En el caso del cobre el crecimiento de la demanda de China compensó por sí sola la caída en el resto del mundo”. Esto explica que el 61 por ciento de las mayores adquisiciones de la nación asiática en el extranjero se concentraran en empresas productoras de materias primas, en energía y minería.
En Argentina, en 2010, las principales inversiones se dirigieron al sector de hidrocarburos. Así, Sinopec, una de las cuatro petroleras estatales que controlan completamente el mercado chino (junto a Cnooc, CNCP –Corporación Nacional de Petróleo de China– y Sinochem) adquirió por 2450 millones de dólares el ciento por ciento de Occidental Argentina, firma que pertenecía a la estadounidense Oxy. Cnooc, de la que en su momento se dijo que compraría YPF, invirtió 6600 millones de dólares en el país: 3100 millones los destinó a la compra del 50 por ciento de Bridas, del Grupo Bulgheroni, y 3500 al ciento por ciento de Pan American Energy, que estaba en poder de British Petroleum. Las tres operaciones suman 8550 millones de dólares, que superan los 5550 millones de inversión total del año por los plazos de los desembolsos. Se trata de la mayor inversión en el sector hidrocarburífero argentino desde que la española Repsol adquirió a la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales. La entrada en Bridas, por ejemplo, le permitió a Cnooc aumentar en un 25 por ciento su producción de petróleo y sumar 1000 millones de barriles equivalentes a sus reservas. Visto desde China lo que se observa es que, frente al aumento del consumo doméstico, las empresas distribuidoras buscan una “integración hacia atrás” en el resto del mundo vía IED bajo la estrategia de “fusiones y adquisiciones”.
En el campo agrícola existen también grandes proyectos de inversión, pero ninguno parece haberse concretado […]
Si bien no es buen consejo mirar la IED con ojos chauvinistas, vale destacar que el flujo inversor chino acentúa un patrón de inserción internacional del país como proveedor de un número reducido de materias primas, es decir de productos de escaso valor agregado local y cuya producción entraña un prácticamente nulo efecto multiplicador sobre la economía. El panorama no es, por supuesto, responsabilidad de China, sino una deuda pendiente de la planificación de largo plazo de la economía local, que no es otra cosa que el viejo debate por el modelo de país.” [[28]]
En el final queremos aclarar algunas cuestiones de fondo. Venimos discutiendo los temas aquí presentados y muchos otros en los últimos años de manera alternativa y centrándonos en diferentes focos. En 2010 llegamos a la elaboración de algunos parámetros generales y al desarrollo más pormenorizado de las diferentes vertientes de la economía regional centrada en el Gran Rosario.
Entonces es necesario aclarar lo obvio. Este pequeño análisis presenta sólo algunas cuestiones que hemos destacado durante los últimos meses pero no contiene demasiados elementos de integración ni perspectiva. Nuestra idea es ir profundizando algunos aspectos de la situación económica por separado que nos ayuden en todo caso a ir redelineando los criterios y conclusiones generales que sacamos en 2010.
Por ello terminaremos de la misma forma, con el objetivo principal de poner nuestra mínima posición en un debate, el de las JEC, que consideramos de una importancia sustancial en años de hegemonía de un proyecto popular burgués que ha logrado y sigue logrando índices de crecimiento capitalista hasta hace pocos años completamente impensados.
Como planteo final podemos postular la posibilidad futura no de una crisis de origen externo tal como parece asomar cada vez que pensamos en la centralidad de los vínculos con China y Brasil sino de una crisis de orden principalmente interno, generada por el propio desarrollo intensivo del capitalismo local y regional cuyas contradicciones son por supuesto inmanentes.
Veamos que queremos decir con esto a través del análisis que hizo en estos últimos días Alejandro Vanoli, presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV). Sus planteos nos retrotraen a las diferencias planteadas antes con respecto a los niveles de exportación de productos agrícolas vs. productos industriales pero nos permite ver las cosas aún desde otro punto de vista, pues el artículo nace en referencia a las turbulencias de los mercados financieros del mundo como consecuencia de la deuda norteamericana:
“La incertidumbre que genera la falta de un acuerdo para elevar el techo de la deuda de los Estados Unidos desembocaba en una ola de ventas en los mercados del mundo. En ese contexto, el Merval perdía 1,23 por ciento y los bonos se movían en terreno negativo.
La bolsa porteña estaba en sintonía con los mercados del mundo. España pierde más de 2 por ciento hacia el cierre de sus operaciones y arrastra al resto de las plazas europeas.
En Wall Street el índice Dow Jones pierde 1 por ciento, mientras que el Nasdaq retrocede 1,9 por ciento, informó la agencia de noticias Reuters. El Bovespa de Brasil, 1,9 abajo.”
En tal sentido y vinculando las cuestiones financieras con los niveles de “crecimiento” de la economía argentina, Vanoli, quien fuera Coordinador de Negociaciones Crediticias del Ministerio de Economía de Argentina entre 1992 y1996 y asesor del Banco Central en 2002-2005 nos plantea lo siguiente:
“El presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, descartó que el ritmo de crecimiento de la Argentina pueda verse perjudicado por la inestabilidad financiera global, que se vincula con la situación de pre default que sufre Estados Unidos.
‘Al margen de que el gobierno de EE.UU. logre o no un acuerdo en los próximos días para elevar su techo de deuda, y aunque persista la volatilidad y haya un impacto más duradero en la economía mundial, hay factores importantes que hacen que la Argentina esté relativamente inmunizada’
El titular de la CNV explicó que ‘los mercados financieros tienden a tener turbulencias por lo que está ocurriendo en Estados Unidos y también en Europa, donde hay una cierta aversión al riesgo y volatilidad en la bolsa y en los bonos’.
No obstante, ‘como la Argentina no está saliendo a los mercados voluntarios y sus necesidades financieras son reducidas y se cubren internamente, no opera la exposición a los mercados financieros, que es donde más impacta la crisis’.
El funcionario insistió en que ‘estas situaciones de inestabilidad financiera impactan fundamentalmente en los países que tienen que refinanciar sus deudas en el mercado’.
Como ejemplo, recordó que después de 1998 la Argentina padeció la crisis internacional porque tenía déficits fiscal y de cuenta corriente, y se financiaba a través de emisiones en el mercado, con lo cual, ‘cuando se cortó el financiamiento entró en crisis’.
‘Hoy no existen esas urgencias y en cambio contamos con fortalezas como la posición cómoda de reservas monetarias y los superávits gemelos’ […] Añadió luego que ‘el sostenimiento del ciclo económico de la Argentina no es una cuestión ligada sólo al precio de la soja, como dicen algunos analistas. Un país que depende de las exportaciones de commodities podría verse impactado si se reduce la demanda del resto del mundo, pero lo cierto es que 80% de los factores que determinan el ciclo económico de la Argentina están dados por la demanda interna. Las causas que motorizan la expansión local tienen que ver con el sostenimiento del consumo interno y el fuerte aumento de la inversión pública. Esos dos factores tienen que ver con decisiones de política económica que se mantuvieron aún en el último trimestre de 2008 y la primera mitad de 2009, cuando la crisis financiera mundial operaba a pleno. Este hecho de que la Argentina se apoye en sus propios recursos genera una clara vitalidad, frente a otros países donde el ciclo económico depende de las remesas de los migrantes o del comercio con algún país desarrollado.’
Destacó asimismo que el país goza de una estructura de comercio "diversificada y equilibrada", ya que no tiene una gran exposición a Estados Unidos o a la Unión Europea. Además, “el mayor impulso de las exportaciones se observa en las manufacturas de origen industrial, lo que desmiente el relato de los economistas ortodoxos, que limitan la bonanza a los altos precios internacionales de los granos”. La existencia de “factores endógenos de crecimiento”, se observa también en otros países, particularmente de Asia, con características comunes de tipo de cambio competitivo, acumulación de reservas y defensa del empleo. Brasil, otro socio importante de la Argentina, observa un proceso de apreciación monetaria, “pero tiene a la vez condiciones de competitividad de su sector exportador, que atenúan el impacto”. Por ejemplo, “la escala del mercado brasileño y los mecanismos impositivos y crediticios favorables a los sectores productivos”, concluyó. [[29]]
Estos planteos nos llevan entonces hacia dos lugares. En primer lugar hacia el sostén y la firmeza de las financias públicas, del Estado. Tal como explica el último recorte citado el impacto de una crisis externa depende de la fortalece de un mercado interno que, en sus principales crecimientos, se halla supeditado a la inversión pública. Lo mismo pudimos notar antes cuando hablamos de la escasez y la falta de diversidad de la Inversión Extranjera Directa. La cuestión es hasta que punto el Estado depende para su financiamiento y por tanto para el impulso de la industria y la economía doméstica de los impuestos a las exportaciones que, en una eventual crisis externa, derrumbaría por tanto todo el “sistema”.
Tal cuestión es planteada, una vez más, de diversas formas que apuntan además a diferentes orientaciones político-ideológicas (aunque no se lo crea estamos hablando de economía! – risas!). Veamos.
Un artículo publicado en Mercado Argentino, y cuya fuente es Ieco (suplemento de Economía del diario Clarín), se nos dice lo siguiente:
“La inflación “ayuda” al gobierno.
La inflación es un problema para la economía argentina, pero, al menos en el corto plazo, también es una solución. La conclusión es esgrimida por los analistas que postulan que el alza de precios es la rueda de auxilio con la que el Gobierno subsana la ausencia del superávit fiscal. El año pasado, a través del impuesto inflacionario, el Tesoro se hizo de $41.091 millones, un monto equivalente al 2,8% del producto bruto.
En un sistema impositivo como el argentino, basado en los tributos indirectos, el impuesto inflacionario gana cada vez más peso. La consultora Economía & Regiones señala que “la inflación puede ser asimilada a un impuesto que se cobra sobre los tenedores de moneda”. En este esquema, los más pobres y quienes tienen ingresos fijos –como los asalariados y los jubilados– son los que reciben el mayor impacto de este tributo. Esto es lo que convierte a la inflación “en el impuesto más regresivo”, sostiene la consultora.
Para calcular el impacto del aumento de precios sobre los recursos fiscales, E&R toma a la tasa de inflación como alícuota y a la base monetaria como monto imponible. A partir de aquí determina que el impuesto inflacionario contribuyó con un 2,8% del PBI el año pasado, lo que equivale a $41.091 millones, un monto similar a lo recaudado por retenciones a las exportaciones.
La inflación es alimentada por el combustible de la emisión monetaria y, así, estos recursos llegan a las arcas del Tesoro a través de los adelantos transitorios de utilidades del Banco Central o de la disponibilidad de las reservas de excedentes.
En los últimos doce meses, la recaudación fiscal subió 35% en forma nominal. Y según el índice presentado días atrás por la oposición en el Congreso, la inflación real acumulada en el último año fue del 23,6%. Por eso, cuando se quita de ese monto el efecto precios, resulta que el crecimiento en términos reales fue del 9%, según los cálculos de la consultora ACM. Para el economista Camilo Tiscornia, la suba real de junio fue aún más moderada: apenas un alza del 5% en los ingresos ajustados por inflación.
El impuesto inflacionario determina que la presión tributaria de la Argentina sea la más alta de América Latina. Para individuos y empresas equivale al 37,2% del PBI, según una medición del IERAL, el instituto dependiente de la Fundación Mediterránea.
Las consultoras estiman que los precios se moverán este año a un ritmo similar al de 2010. Ramiro Castiñeira, de Econométrica, anticipa que, si bien la inflación no se acelerará, “tampoco bajará significativamente”. Este economista pone el foco en que la inflación no se aquietará “hasta que el Gobierno no recupere parte del superávit fiscal perdido tras la crisis de 2008/2009, o consiga el acceso a los mercados financieros a tasas que no hipotequen su futuro”. Y recuerda que el Estado pasó de tener un superávit primario –el resultado obtenido por la administración nacional antes del pago de la deuda– del 3% del PBI en 2008, a un déficit de 0,4% del producto tanto en 2010 como en 2011, sin contar los “anabólicos”, es decir los ingresos extras como los provenientes de los aportes jubilatorios que recibe la ANSES. “No deja de ser cierto que, aun sin superávit fiscal, el Gobierno se desendeuda, pero lo que antes pagaba con impuestos, ahora lo paga con inflación”, sostiene. [[30]]
Los datos son imprecisos y las fechas entran en juego. Suponemos por tal caso las perspectivas para ser tenidas en cuenta desde fines de 2010 hasta mediados de 2011. La cuestión que queríamos ver a través de este artículo opositor al gobierno tiene que ver con que, más allá de los niveles de inflación de precio de los productos del mercado interno, el ingreso del Estado parece depender en partes iguales de las retenciones a exportaciones que del ingreso por la actividad interna.
Veamos un ejemplo que aunque menor en términos relativos permite ver mejor a qué nos referimos.
“Las rentas del Estado sumarán ingresos por 2.000 millones de dólares durante 2011.
El Estado prevé engrosar sus ingresos durante 2011 en unos 2 mil millones de dólares, en gran medida gracias a los beneficios que obtendrán los bancos públicos, según consta en el proyecto de Presupuesto Nacional.
Los distintos ítems que componen el rubro “Rentas de la propiedad” aportarán en conjunto aproximadamente 3,5% del total de ingresos que el gobierno nacional proyecta para el año próximo, de más de 225.625 millones de pesos.
Los mayores beneficios para el Estado se originarán en las “Inversiones Empresariales”, que sumarán algo más de 7.760 millones de pesos durante 2011, según la iniciativa enviada al Parlamento por el Poder Ejecutivo.
La casi totalidad de esa suma corresponderá a las “empresas financieras”, ya que las “empresas no financieras” sólo contribuirán con 104 millones.
Las principales compañías financieras de capital público son: el Banco de la Nación Argentina (BNA) y el BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior), aunque el Estado es también el accionista mayoritario del Banco Hipotecario.
El segundo renglón en importancia, como renta de propiedades del Estado Nacional, es el de “Intereses por títulos y valores en moneda nacional”, que allegará 293,5 millones de pesos.
La previsión en este caso se vincula a la proyección en materia de rendimiento de los bonos, que continuará siendo favorable aunque en mucho menor medida que la registrada este año.
Luego se ubican los “Intereses por préstamos” concedidos por el Estado en moneda nacional, que en el transcurso de 2011 agregarán a las arcas nacionales 202,4 millones, de acuerdo con lo que estima el proyecto de Presupuesto.
El fisco también cobrará 100,4 millones de pesos en concepto de “Intereses por depósitos”, efectuados casi totalmente en moneda extranjera.
Una fuente de renta extra para la Administración nacional será la vinculada a los “Arrendamientos de tierras y terrenos”, rubro que le permitirá sumar otros 31,1 millones de pesos, de acuerdo con la iniciativa que se apresta a debatir el Congreso.
Por último, el Estado obtendrá “recursos propios de capital” a través de la venta de tierras y terrenos (por 48,1 millones de pesos); y ventas de edificios e instalaciones (por 177,8 millones).” [[31]]
Finalmente veamos de qué manera se presentaba el presupuesto nacional para cotejar otros datos. La cuestión de las formas de drenaje y conformación del Presupuesto son complejas y trascienden la formalidad de los números. Pero veamos de qué forma presentaba el ministro de Economía los números para 2011 en septiembre del año pasado.
Los siguientes eran los puntos centrales de la propuesta:
* La recaudación de impuestos nacionales y de contribuciones de la seguridad social alcanzará en 2011 los 492.178,6 millones de pesos, un 22 por ciento más que la estimada en 2010. En términos del PIB llegará a 30,42 por ciento.
* Los ingresos originados en el impuesto a las ganancias llegarán en 2011 a los 89.939,5 millones, lo que significará una suba de 19,6 por ciento respecto del año anterior. En términos del PIB la recaudación registrará una leve suba, pasando de 5,38 a 5,56 por ciento.
* La recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), se incrementará 22,4 por ciento, respecto a 2010, alcanzando los 136.588,3 millones de pesos. En términos de PIB registrará una suba, pasando de 7,98 a 8,44 por ciento.
* Las contribuciones a la seguridad social crecerán 23,4 como producto de los aumentos esperados en los salarios nominales imponibles como en el número de cotizantes efectivos.
Con respecto al Gasto Público
*La prioridad asignada a los gastos en seguridad social representaba una suba del 20,8 por ciento (26.843,6millones) en las proyecciones presupuestarias para 2011. Esto se explica por las prestaciones previsionales para las que se prevé un incremento del 21,8 por ciento (23.088,3 millones de pesos).
*Prevé un incremento del gasto destinado a educación, ciencia y tecnología de aproximadamente 8.850,4 millones de pesos.
*Otra prioridad para 2011 será el mantenimiento de un gasto por infraestructura económica y social (46.497,4 millones).
* La prioridad asignada a la inversión pública representa en este caso un incremento del 30,5 por ciento interanual (10.866,9 millones de pesos).
* En cuanto a salud se produce un aumento de las asignaciones presupuestarias de un 18,1 por ciento respecto a 2010.
*Los gastos corrientes y de capital previstos para 2011 ascienden a 372.911,9 millones, registrándose un incremento del 18,3 por ciento respecto a 2010.
*Los gastos de capital de la administración nacional previstos para 2011 ascienden a 50.280,3 millones de pesos y registran un incremento del 25,9 por ciento respecto de 2010, explicado fundamentalmente por el aumento de las transferencias de capital (8,9 del total de gastos, con un crecimiento de 28,8 por ciento) y de la inversión real directa (4,5 del total de gastos, con un crecimiento de 28,6 por ciento).
*La inversión financiera exhibe una caída del 56,1 por ciento en relación al ejercicio en curso.
*La prioridad asignada a la inversión real directa en los últimos años se mantiene para 2011 previéndose un aumento interanual de 3.707 millones de pesos.
*El resultado financiero de la administración nacional para 2011 alcanza un superávit de 1.593 millones de pesos, lo que implica un leve aumento respecto al resultado esperado para este año.
*La finalidad de la deuda pública representa el 9,8 por ciento de las previsiones de gastos de la administración nacional para 2011.
*Los recursos totales estimados para 2011 ascienden a 407.768 millones de pesos para 2011, un 25,20 por ciento del PIB y un aumento interanual de 0,57 por ciento.
* El presupuesto proyecta un resultado financiero superavitario de 2.048 millones de pesos. [[32]]
El segundo lugar adonde nos llevan los planteos referidos a la inversión pública como sostén del crecimiento de la economía tiene que ver con el interrogante que antes nos formulábamos. Hasta que punto esta reproducción ampliada del capital asentado localmente podrá sostenerse sin provocar los efectos propios de tal acumulación, es decir hasta que punto la posibilidad de una crisis del “modelo” liderado por el kirchnerismo no se debe más a sus propias contradicciones internas (económicas) que a la posibilidad de una ruptura con la gallina de los huevos de oro: la soja que viaja tanto a China. Algo de ello hemos visto en el continente regional en torno al crecimiento industrial orientado al mercado interno y a las exportaciones manufactureras.
Ramiro De Altube, Damián Dombraski.
Para contactarnos: analisisregionalrosario@yahoo.com.ar
[1] Cuando pensamos en los períodos de la historia de nuestro país durante el último siglo, quizás la única etapa similar, con respecto a este punto, sea el propio peronismo, sobre todo mirado desde el punto de la inflexión que significaron los años 1946-49. Los dos momentos no son asimilables en todo un conjunto de cuestiones, sólo que en este aspecto destacan con respecto a los demás.
[2] Claudio Katz; Certezas e incógnitas de la política argentina; Rebelion.org; 20-11-2010
[3] Nos referimos aquí puntualmente a los planteos hechos por quien es siempre una de nuestras referencias a la hora de los debates históricos y culturales, Alberto Bonnet, que durante uno de las mesas/paneles de debate en las JEC nº III se refería a sus análisis sobre la caracterización del Estado en el período de la postconvertibilidad, caracterización que Bonnet consideraba pertinente hacer teniendo en cuenta la articulación entre lo económico y lo político y entre los poderes del propio Estado.
[4] Tal perspectiva tiene relación con aquella visión diacrónica que destaca la incapacidad de los sectores más concentrados del capital para consolidarse como la fracción hegemónica del Estado, incapacidad que los lleva en cada etapa de crecimiento a pendular hacia una alianza con los sectores de la pequeña y mediana burguesía doméstica, renovando de esta forma el populismo y entonces la falta de seguridad que tal Estado necesariamente genera (risas!).
[5] Diario La Capital de Rosario, edición on line, 24 de julio de 2011.
[6] Redacción IMPULSONEGOCIOS.COM, 6 de mayo de 2011.
[7] Prensa Argentina, 14 de marzo de 2011. Este 33% de crecimiento representaría entonces unos 8mil millones de dólares.
[9] En la conformación de tales fuerzas y alianzas se entrecruzan de diversas formas las clases sociales principales de la formación social, es decir, los capitalistas y los trabajadores. Tales clases subyacen siempre en la formación de las fuerzas sociales en pugna pero no coinciden necesariamente con ellas. A su vez cada una de las fuerzas tiende a destacar a uno de sus sectores integrantes como el sector dirigente y portavoz. Y finalmente aquí se entrecruzan a su vez, de una forma que sólo puede entenderse a través del análisis concreto de la coyuntura, las diversas organizaciones políticas partidarias y grupos de interés y corporaciones (sindicatos, Iglesia, corporaciones empresarias, medios de comunicación, etc.).
[10] Estas tendencias que predominan, triunfan o consiguen la hegemonía (siempre dinámica) en determinado período, son siempre el resultado de la lucha entre perspectivas y proyectos alternativos para garantizar la reproducción ampliada del capital y el sostenimiento cambiante del orden social, político y cultural.
[11] Estas políticas y tendencias que aparecen más o menos cristalizadas en el momento actual son el resultado de un período de crisis de la hegemonía anterior cuyo vértice nosotros ubicamos alrededor de junio - diciembre de 2001.
[12] Véase el Análisis Regional Nº 4 en http://historia-rosario.blogspot.com/2011/03/revista-de-analisis-regional-ano-2-n-4.html
[13] Datos tomados de la página oficial del gobierno de la provincia de Santa Fe, en http://www.santafe.gov.ar/index.php/web/content/download/108897/537628/file/Bolet%C3%ADn%20de%20prensa%20-%20Estadisticas%20Febrero%202011.pdf
[14] Diario UNO de la ciudad de Santa Fe, con fecha 7 de julio de 2011.
[15] Todos los datos tomados del Informe Nº 10 - Abril de 2011, de FISFE. Ver por ejemplo en http://www.polotecnologico.net/UserFiles//media/Documentos/665-Actualidad_Industrial.pdf
[16] Centro de Estudios para el desarrollo argentino, Editorial Atuel, Buenos Aires, 2010.
[17] Valor Bruto de Producción.
[18] CENDA; “La Anatomía del nuevo Patrón de Crecimiento y la Encrucijada Actual. La economía argentina en el período 2002 – 2010” Centro de Estudios para el desarrollo argentino, Editorial Atuel, Buenos Aires, 2010.
[19] Todos los datos tomados del Informe Nº 10 - Abril de 2011, de FISFE. Ver por ejemplo en http://www.polotecnologico.net/UserFiles//media/Documentos/665-Actualidad_Industrial.pdf
[20] Diario El Argentino.com, 22 de julio de 2011.
[21] Relación que termina derivando hacia la cuestión del empleo de mano de obra intensiva y el desempleo “funcional”.
[22] Tiempo Argentino, suplemento Eco, 13 de febrero de 2011.
[23] Licenciador en Economía (UBA), periodista especializado en economía, columnista agropecuario de Página/12
[24] Claudio Scaletta, suplemento Cash, Diario Pagina/12, 15 de mayo de 2011.
[25] Muchas veces confusos incluso para los más “independientes” e “inteligentes”, en especial del “mercado”.
[27] Si cotejamos estos datos con los anteriormente explicitados vemos que cerca del 90% de la IED se refiere a estos capitales chinos, por lo menos en 2010. Esta es una de las grandes mentiras de la Economía como “ciencia” oficial, mucho más cuando se divulga a través de informes periodísticos y de la prensa hegemónica. Cuando uno descubre el velo se da cuenta que las tan mentadas inversiones se refieren entonces casi exclusivamente y como veremos en este artículo, a la compra de empresas del sector de hidrocarburos, y se destaca que no a la implantación de nuevos emprendimientos productivos.
[29] Tomado de Rosario3.com, con fecha 27 de julio de 2011. “El impacto en Argentina del probable default en Estados Unidos”.
[30] Mercado Argentino.com.ar Julio de 2011. Véase también http://www.ieco.clarin.com/economia/inflacion-Fisco-recibe-extra-millones_0_272373012.html
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