lunes, 20 de octubre de 2025

"Maternidades, decolonialidad y otredades en “Canción dulce” y “El país de los otros” de Lëila Slimani", por Claudia Mirian Correa



[Fotografía tomada de lavanguardia.com]


Ficha didáctica


Las obras de Leïla Slimani “Canción dulce” y “El país de los otros” abordan temáticas vinculadas a las mujeres, en particular al cruce multicultural entre la mujer marroquí, su estatus en una sociedad islámica patriarcal y la mujer europea, también señalada por otras limitaciones en un ambiente acechante y vulnerable. Ambas obras fueron editadas en castellano por Cabaret Voltaire. Particularmente la autora realiza un anclaje crítico en la ubicua problemática de las maternidades, en las contradicciones que entraña el ejercicio de ese rol y en cómo es asumido desde diferentes lugares marcados por la raza, la clase social y el género. Especialmente se enfoca, como lo expresa Lina Meruane en su ensayo “Contra los hijos”1, respecto al lugar idealizado de la mujer madre todopoderosa. Nos muestra un relato mordaz y feminista en este sentido, que más adelante retomaremos. Existe un tono caústico que recorre ambas obras. Asimismo es importante destacar que utiliza una mirada interseccional al trabajar ese vínculo decolonial*. También podríamos decir que la salida a la luz de la voz y las acciones de las mujeres, otredades invisibilizadas, es permanente. La muerte, la guerra, el asesinato, las violencias y los problemas en la salud mental de las mujeres son algunos de otros tópicos tocados.


    La escritora franco marroquí, Leïla Slimani, empieza su camino literario con la obra “En el jardín del ogro” de 2014. Nació en Rabat, Marruecos, en 1981, su padre fue un diplomático marroquí y su madre franco-argelina. Es por ella una escritura que navega entre dos mundos. Vivió en Marruecos, en un ambiente de clase alta y con libertad, hasta culminar el Liceo y luego viajó a París, donde realizó estudios políticos y posteriormente otros sobre medios de comunicación. Trabajó además como periodista en L’Express y Jeunne Afrique hasta volcarse en la actualidad por completo a la literatura. Vive actualmente en Francia.

*El término se refiere, en este contexto, a una corriente del feminismo que analiza las impresiones desde una perspectiva que supera los análisis de género para incluir las de raza, clase y colonialidad del poder (esta última impuesta por el etnocentrismo).


Canción Dulce

“Las mujeres han de encontrar el modo de influir en una cultura que es rehén de los religiosos y del pasado. Al expresarse, al contarse a sí mismas, se sirven de una de las armas más poderosas contra el odio. Las palabras.” 2


Esta obra ganó el premio Goncourt en 2016 y es de las dos analizadas la más cercana al relato periodístico y la que sigue una línea temporal diferente, ya que no va del pasado al presente sino que posee un estilo cinematógráfico, de “flasback”3. Arranca con una noticia espantosa, una niñera asesina a los dos niños que cuida y aunque se quiere quitar la vida sobrevive. La paradoja está presente , ¿cómo una niñera aparentemente encantadora , maravillosa, blanca y con experiencia, comete un acto de tamaña crueldad? De ella no se esperaban algo así. Desde ese punto indaga hacia atrás hasta cerrar al final lo que inició al comienzo. Sigue el estilo de un “thriller”.4 Es una novela cruda.


    Los personajes femeninos que tenazmente opone Slimani en la novela son Myriam Chuaffa, la madre abogada de origen árabe, relegada a la maternidad y Louise, la niñera blanca y europea, de bajos recursos, que viene a suplantarla en sus tareas de cuidado. Hay en ellas dos maternidades diferentes, dos puntos de partida sociales distintos y también étnicos que van a colisionar. Myriam y su pareja Paul deciden buscar una niñera porque ella quiere ejercer su profesión y está hastiada de los cuidados maternales, con dos niños pequeños. Ellos buscan una niñera “con papeles” para Mila y Adam y que “no hable árabe”, porque quieren a alguien “seguro”. Por otro lado Louise es una mujer viuda con una hija que la abandona por violencia, que vive en un alquiler un sórdido y bajo condiciones muy vulnerables. Pero sus patrones no saben nada de su realidad. Solo se muestra como un hada blanca dedicada a sus criaturas. Es interesante ver cómo en el parque Louise encuentra a otras niñeras, filipinas y africanas, con problemas de papeles, pero ella siempre se muestra irreprochable. En esta relación hay una tensión que va creciendo en la medida en la que Myriam comienza a sentir que Louise le hace pequeñas desobediencias alimenticias y que insta a su hija a mentir. Entonces piensa que debe prescindir de ella. Por otro lado, Louise empieza a verse cada vez más hundida en la pobreza y la desesperación, a punto de ser desalojada y despedida. Recrudecen sus antecedentes de violencia intrafamiliar y una relación con una pareja nueva que la insta al alcoholismo.


    Como se puede observar podemos notar una mirada interseccional en Slimani, que toma en cuenta las cuestiones de género sin dejar de lado lo social y lo racial. Colisionan dos mundos muy diferentes, el de Myriam y el de Louise, una mujer de clase media de origen árabe frente a otra de origen francés, blanca y pobre. La maternidad aparece como una doble carga para Myriam mientras que para Louise es la desesperada necesidad de conseguir un lugar como niñera.


El país de los otros

“Escuchaba las conversaciones de la calle, las canciones de las mujeres, ocultas a las miradas en el lugar que les estaba destinado. Las observaba pasar de una azotea a otra, como funámbulas, con riesgo de caerse. Las jóvenes, las criadas, las esposas gritaban, bailaban y se contaban confidencias en esas azoteas que solo abandonaban de noche o a mediodía cuando el calor es más intenso”5


Es la novela más reciente y más larga de Leïla Slimani 6y en ella aborda la independencia de Marruecos el 2 de Marzo de 1956, en el marco del Protectorado francés. Pero la novela se remonta a finales de la segunda guerra mundial (1944) y al amor de Mathilde, alsaciana y Amin Belhach, un soldado del ejército francés marroquí , que se va diluyendo en una relación tensa, turbia y de sumisión en la finca de Kadur Belhach, padre de Amin, rodeada de cipreses. El título parece muy revelador de lo que trata la novela. ¿Los extranjeros quiénes son? ¿Los marroquíes en Francia? ¿Los europeos en Marruecos? Mathilde y Amin pertenecen a dos mundos opuestos. Y sobre todo para Mathilde , Meknés, es el “país de los otros”. Aquí también podríamos agregar que otro campo que trabaja es la memoria. Y discute el hecho de que la misma tenga que ser cosa de hombres. Aquí las problemáticas de las otredades y la maternidad también aparecen esbozadas. Igualmente la cuestión de la decolonialidad.

    Hay un profundo intento de revelar el estatus de inferioridad de la mujer en Marruecos, en relación a los varones. Leila Chafai 7pone el acento en que las mujeres son sujeto de marginación en Marruecos y están supeditadas a normas que establecen un estricto control sobre ellas. Deben poseer un tutor para casarse, si muere su esposo es declarada en incapacidad de administrar los bienes de sus hijos, la poligamia se permite solo a los hombre, la custodia de los hijos se otorga a la mujer siempre y cuando no entable una nueva convivencia y las mujeres pueden ser repudiadas, con concesiones hacia los varones marroquíes. Con ligeras modificaciones a partir de algunas enmiendas en 1992. Mathilde es más alta que su marido, es blanca y él aunque más bajo tiene una temperamento irascible y precipitado. Describe su vínculo como una atracción carnal y apasionada. Cuando llega a Meknés le avisa que no puede salir sola del hotel, “Aquí las cosas son así, le dice Amin. Las mujeres de la familia de Amin, su madre Muilala y su hermana Selma también contrastan. Muilala siempre está encerrada, Selma es bellísima y por ello aparece condenada, al celo de los hermanos y también está Yasmin, la esclava africana, eternizada en esa venta del mercado de Marrakech. Mathilde es admirada por su suegra porque lee, porque aprende rápido el árabe en la cocina y es una esposa trofeo de su hijo héroe de la guerra, que tiene descendencia, Aicha y Selim. Es Mathilde quien cuida con celo de sus hijos, la que le cose y les teje la ropa , la que mendiga dinero a su esposo que quiere ser un pequeño terrateniente y maneja el dinero con recelo. Hay gritos, violencia económica y física.
    

    Selma empieza a escaparse del control de su madre, hacia 1955, deja el liceo, sale al cine, va a casas de vecinas como Madmoiselle Fabre y a cafés pero la demencia, de su madre la recluye en la finca de los Belhach. Más adelante cuando descubre Amin que Mathilde ayuda a Selma a encontrarse con un piloto europeo y se embaraza, les da una paliza terrible a ambas. Casa a su hermana con un ex soldado mayor que trabaja para él sin su consentimiento. Es un mundo desigual y hostil en el que las decisiones de las mujeres quedan a la sombra de las del varón. Varias veces Mathilde se plantea en el relato para qué se casó huyendo de su hermana Irene y de la vida alsaciana.

    Es en las “prácticas médicas” que realiza Mathilde en su casa donde vemos un proceso de construcción del otro, la ciencia y la tecnología. Mathilde ayuda a los vecinos de la finca a vendar heridas, con alguna fiebre y hasta con enfermedades más complejas. El amigo doctor de su esposo le regala libros para que se forme autodidactamente y Aisha, su hija, parece tener un futuro prometedor si estudia. Mathilde regaña a Selma y le dice que es importante estudiar. La necesidad de una buena educación es recalcada por Mathilde, que se sacrifica en pagar una escuela católica para Aisha y en viajar en auto para llevarla.

    Otra temática estudiada en la novela es el tema del nacionalismo, en el marco del proceso emancipatorio marroquí, que arma auténticas guerras internas, dentro de las familias. Amin enfrenta a su hermano menor. Dicho proceso es vivido como una reivindicación de un pasado islámico conservador en el relato de la novela, de parte de los nacionalistas. Y la obra pretende recalcar como la situación de la mujer continúa en ese ancestral estatus de inferioridad frente al varón.



Algunas conclusiones


Leïla Slimani inicia “Sexo y mentiras” preguntándose como los magrebíes no van a hablar de relaciones sexuales, frustración o alienación. Es algo que se repite en su historia. Vivir en la cárcel del feminismo es algo que sugiere muchas veces la autora cuando trata a las mujeres en sus ficciones y lo hace con una crudeza inusual. Apunta a develar la verdad de una forma brutal, como lo vemos en “El país de los otros” a través de las experiencias de Mathilde en Marruecos.

    Es una autora que tiende puentes, al ser de origen magrebí pero también europeo. Su mirada es desestabilizadora y transgresora. Esto lo comprobamos también en Canción dulce. Que sigue el ritmo frenético que observamos en su primera novela “En el jardín del ogro”8.

    Podemos observar la mirada descolonial de Slimani, como la misma escritora lo señala en “El diablo está en los detalles/Así escribo” 9 cuando afirma que una mujer que lee se emancipa y reconoce su singularidad de ser una mujer originaria del Magreb que no domina la lengua árabe clásica, ya que sus padres francófilos hasta la médula no se la transmitieron 10. Ella busca escribir para transformarse y a los que la leen también.


    Asimismo como afirma Isabel Jiménez Lucena, vemos que la escritora escribe desde una perspectiva de género en relación tanto a la actuación del poder paternalista y androcéntrico marroquí sobre las mujeres marroquíes como a la actualización del poder colonial sobre el colonizado y sobre la mujer marroquí como parte del mismo 11.



Referencias


1 “Contra los hijos”, Lina Meruane, Tumbona Ediciones, México, 2015

2 “Sexo y mentiras”, Leila Slimani

3 “Escena retrospectiva”

4 Narración con intriga y suspenso.

5 “El país de los otros”, página 37, Editorial Cabaret Voltaire 2024
6 2024

7 Las mujeres son sujetos de marginación en Marruecos

8 “En el jardín del ogro”, Editorial Cabaret Voltaire, 2019.

9 “El diablo está en los detalles/Así escribo”, Editorial Cabaret Voltaire, 2024.

10 “Así escribo”, Editorial Cabaret Voltaire, página 52

11 “Género y descolonialidad”, María Lugones y otres, Buenos Aires, Ediciones del signo, 2021






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Claudia Correa es profesora de historia, graduada en la UBA y docente del nivel medio y superior así como de la Universidad Arturo Jauretche. Se ha especializado en los últimos años en los estudios de género de las mujeres africanas y afrodescendientes.

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